
Yo estoy de
acuerdo con ambas aseveraciones (con las que dijo Wilde, no con la denuncia por
sodomía), y eso a pesar de que a mi padre le encantan las quinielas y la
lotería, y de que yo mismo pertenezco -casi a la fuerza- a la peña
quinielística-familiar que él ha creado (por cierto que le debo ya varias
semanas de la cuota).
Con la que no estoy de acuerdo es con
esa anacrónica frase que afirma que la
mejor lotería es el ahorro y la economía, sin embargo reconozco que
las pasadas navidades ahorré un buen pico al no adquirir lotería y negándome a
comprar participaciones de los familiares y amigos. De hecho, a mi hija
pequeña, la AMPA de su colegio le metió en la mochila varias participaciones de
lotería, las cuales devolví íntegramente, lo cual me costó una discusión con mi
mujer porque decía que íbamos a dar la imagen de tacaños. Ha sido la primera
navidad de mi vida que he conseguido superar sin gastar ni un céntimo en
sorteos.
Mi mujer no
suele gastar dinero en juegos de azar, aunque incongruentemente sueña con que
un día le toque un buen pellizco que le permita hacer realidad sus anhelos.
Pero lo de ella es simplemente un deseo, porque para muchos españoles el que la
suerte les acompañe en algún momento de sus vidas es una auténtica necesidad.
La crisis ha
hecho mella en la sociedad, prácticamente todos los sectores económicos y
productivos están “tocados”, pero es curioso que uno de los menos afectados sea
el de los juegos de azar, incluso en algunas de sus manifestaciones ha
experimentado incrementos, como ha sido la lotería de Navidad de este año que a
pesar de no contar con mi aportación se recuperó con respecto al año anterior.
Y esto tiene una explicación. Una muy triste explicación.
Es realmente
penoso que muchas personas crean que un golpe de suerte sea la única
posibilidad de resolver sus graves problemas económicos. Es funesto y
deplorable que la formación, la experiencia, el esfuerzo y otros valores y
aptitudes de las personas apenas sirvan para progresar y encontrar un hueco en
el mercado laboral, y así las loterías y apuestas se conviertan en la esperanza
de tantos desesperados.
El gobierno
no es ajeno a esta circunstancia, de hecho en crisis anteriores menos profundas
que esta ha utilizado los juegos de azar como forma de recaudar más.
Como siempre
hago, suelo escribir de memoria, y no es mucha la que tengo, por lo que ruego
que si me equivoco me corrijáis (soy un vago redomado y me cuesta mucho
investigar lo que digo, y eso de ir a la wikipedia me va pareciendo cada día
más vulgar). Pero recuerdo que fue en una de esas crisis que van y vienen
cíclicamente, y en una época en la que ya existían la quiniela futbolística y
la lotería nacional, cuando se creo la quiniela hípica y también la lotería
primitiva. También fue por aquel entonces cuando la ONCE potenció su juego de
azar pasando del sorteo provincial con cupón de 3 cifras al sorteo nacional con
4 cifras, y la participación se disparó. También coincidió con la legalización
de los bingos y de los casinos.
Huelga decir
que tanta proliferación de los juegos de azar auspiciado por el Estado le
reporta a las arcas estatales grandes recursos económicos. No es casualidad que
el Organismo Nacional de Loterías y Apuestas del Estado pertenezca al
Ministerio de Economía y Hacienda, aunque mejor que sea así en lugar de
pertenecer al Ministerio de Defensa, al de Cultura o al de Ciencia e
Innovación. Se me ocurre que dado el fracaso escolar en España, un Ministerio
en el que podría encajar dicho Organismo podría ser el de Educación, con
ventajas para los estudiantes ya que si los jóvenes no salen lo bastante bien
preparados al menos tengan la esperanza de que les toque algo.
Y todo este
rollo, al igual que los diez mandamientos, se encierran en dos: los juegos de
azar siempre son un síntoma de crisis, primero porque los ciudadanos lo ven
como única salida a su penosa situación, y segundo porque es una forma de que
el Estado recaude más.
Desde aquí
hago una llamada a todos los que gastan su dinero en los juegos de azar:
queridos contribuyentes, no contribuyáis más de lo necesario, no gastéis en
loterías, quinielas ni en otros juegos de apuestas. Cruzo los dedos por ello,
porque los juegos de azar traen mala suerte.
http://www.k-government.com/2011/02/03/el-impuesto-sobre-los-tontos/
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