Hagamos un ejercicio de flash-forward con el protagonista del anuncio de la Lotería de Navidad,
el pobre Manolo, al que el bondadoso camarero Antonio le ha guardado un décimo.
¿Qué le depara la vida a Manolo, desde el momento que le entrevista la TV hacia
el futuro? ¿Cuánto va a tardar en abandonar a su comprensiva mujer y buscarse
una más joven? ¿Guardará los millones para disfrutar de una plácida jubilación
o lo gastará en yates y deportivos, para impresionar a su nueva concubina?
Llámennos descreídos, pero
después de leer este artículo desearás no ser nunca el de la foto. “La
norma que aplicamos es que la riqueza repentina conduce a la ruina a la gente entre tres y cinco años“,
afirma el director de
un banco de inversiones. ¿Y el resto? Sólo
el 10% de los ganadores de un premio de lotería son más
felices de lo que eran dos años después del
premio.
“No compres lotería, te traerá
problemas”
Nombre: Keith Gough (Reino
Unido)
Premio: 12 millones de euros
(2005)
Desgracia: Cinco años después de
ganar la lotería, murió divorciado y alcoholizado después de dilapidar su
fortuna en coches, apuestas de caballos y mansiones que fueron
haciéndole cada vez más infeliz. Poco antes de morir, Keith dijo que aquel
premio había arruinado su vida de tal manera que si veía a alguien comprando
lotería intentaba disuadirle.
Todo por la napia
Nombre: Callie Rogers.
Premio: 1,9 millones de libras
en 2003.
Desgracia: Después de haberse
gastado un cuarto de millón de libras en cocaína, primero con su novio (feroz
consumidor) y después en su nuevo novio (dealer), a la joven Callie, de 22
años, le quedaron 20.000 libras, unos 25.000 euros. En el ínterin ha intentado
suicidarse varias veces para salir de su “agujero negro”, según cuenta en The Mirror.
Nombre: Michael Carroll
Premio: 9,7 millones de libras
en 2002.
Desdicha: La prueba viviente (de
milagro) de que la combinación de mucho dinero y poca clase puede ser letal
para la salud. El mozo de la fotografía era un seguidor de los Glasgow Rangers
que, de la noche a la mañana, se vio agraciado con el premio gordo. A los dos
años de ganar el premio ya acumulaba 42 denuncias y estuvo a punto de entrar en
la cárcel por sus arrebatos violentos. Unos mafiosos degollaron a cinco
de sus rottweillers en su mansión, a los que acabó pagando 200.000 euros para
que no hicieran daño a su familia.
En 2010 volvió a su antiguo
barrio y pidió trabajo en la fábrica en la que se había despedido. Volvió con
la frente marchita, la cabeza baja y dos intentos de suicidioa sus espaldas.
Una buena lección de karma
Nombre: Tonda Lynn Dickerson
(EE. UU.)
Premio: 10 millones de dólares
(1999)
Desgracia: 13 años después de ganar su
jugoso premio, el Departamento de Tesorería de los Estados Unidos llamó a su
puerta para exigirle 1.119.348 dólares en impuestos. Una ración de
karma bien servida por haberse negado a compartir el premio con sus compañeros
de trabajo después de prometerse entre ellos que si alguno ganaba, compartiría
el dinero con el resto.
Un premio lleno de desgracias
Nombre: William “Bud” Post (EE.
UU.)
Premio: 16,2 millones de dólares
(1988)
Desgracia: A los tres meses de
ganar el premio gordo de la lotería de Pennsylvania, Post ya debía medio millón
de dólares: había comprado un restaurante, un garaje y un avión (aunque no
podía volar). Fue denunciado
por su ex mujer y su hermano contrató un asesino a sueldo, para intentar
llevarse algo de herencia. El “afortunado” murió en 2006, después de declararse en
bancarrota y vivir de los subsidios.
Volver a la ruina en menos de
un año
Nombre: Juan Rodríguez (EE. UU.)
Premio: 88 millones de dólares
(2004)
Desgracia: Este aparcacoches colombiano
afincado en el barrio neoyorkino de Queens se fundió todo su premio en menos de un
año. Empleó
el premio para pagar sus deudas, y sumando los impuestos, en menos de un año
volvía a estar en números rojos.
“El dinero que arruinó
nuestras vidas”
Nombre: Roger y Lara Griffiths (Reino
Unido)
Premio: 1,2 millones de euros (2005)
Desgracia: Antes de ganar la lotería, el
matrimonio apenas discutía. Con el dinero del premio se compraron una casa de
casi un millón de euros y un Porsche. Y seis años después, Roger se largó en el Porsche con otra mujer, el
matrimonio se fue al garete, un incendio destruyó su casa, toda su fortuna se había esfumado y tenían deudas.
Volver a tu antigua vida sin
darte cuenta
Nombre: Sharon Tirabassi
(Canadá)
Premio: 10,5 millones de dólares
canadienses (2004)
Desgracia: Madre soltera con seis hijos
que vive a base de prestaciones sociales gana la lotería. Pero se gasta el
dinero en una casa grande, coches extravagantes, viajes exóticos, regalos para
familiares, préstamos a amigos… Y
en menos de una década vuelve a la clase obrera,conduciendo el
autobús a media jornada y viviendo en una casa de alquiler. Suerte que guardó
un dinero para que sus hijos puedan beneficiarse de él cuando cumplan 26 años.
“El dinero nos traerá
desgracias, regalemoslo”
Nombre: Allen y Violet Large
(Canadá)
Premio: 11 millones de dólares
canadienses (2010)
Desgracia: Tras recibir el premio
ambos sospecharon que les
iba a traer más disgustos que satisfacciones, así que decidieron quitárselo de encima. Ayudaron
primero a sus familiares y amigos, y luego donaron el resto a varias
organizaciones e instituciones caritativas: hospitales, bomberos, iglesias,
cementerios, la Cruz Roja y el Ejército de Salvación. “No somos millonarios
pero vivimos bastante bien. El
dinero no tiene importancia, nos tenemos el uno al otro”.
“Más dinero, más problemas”
Nombre: “Wild” Willie Seeley
(EE.UU.)
Premio: 3,8 millones de dólares
(lo recibido después de pagar sus correspondientes impuestos) (2013)
Desgracia: Y uno de los últimos al
que el dinero ha roto la tranquila y cómoda vida,
como asegura este mecánico de Nueva Jersey. Su recién adquirida fama le está
suponiendo un problema: el canal A&E anda detrás suyo para hacer un reallity y los medios de todo
el país lo acosan para entrevistas. Además, familiares de los que jamás oyó
hablar están apareciendo pidiendo favores financieros. Él se quejará, pero más
de uno preferiría pasar por esos problemas con tal de ganar ese pastón.
Y LA QUE NO SE ARREPIENTE (de
momento):
“Siempre viajo en clase
turista”
Nombre: Mallorquina anónima
(España)
Premio: 126 millones de euros
(el mayor premio ganado en un juego de azar en la historia)
Fortuna: Enorme, porque los 126
millones de euros que ganó en 2009 al acertar los números de la Euroloto ya se
han convertido en más de 150 millones, lo que convierte a esta mallorquina que
(por razones evidentes) no quiere desvelar su nombre en una de las 300 mayores
fortunas de España. Pero esta casi treintañera y madre soltera no tiene yate ni
viaja en primera. De hecho, según relata Martín Mucha en El Mundo, no abandonó su trabajo hasta dos años
después, para no dar pistas al personal, que ya se sabe cómo son los compañeros
de oficina cuando uno se vuelve multimillonario.
http://blogs.publico.es/strambotic/2014/11/fuck-lotto/